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BUDO
LEYENDAS
Historias y leyendas
siempre vivas
1ª
Historia
Un
hombre comía en una posada ajeno a cuatro moscas molestas.
Entraron tres Ronin (Samurais sin señor) que miraron con envidia a
sus dos formidables sables que representaban una fortuna y una gran
satisfacción se vio en sus caras.
Parecía indefenso contra los tres.
Sentados en una mesa vecina comenzaron a provocarle en voz alta
tratando de empujarle a un duelo.
El hombre mostraba una profunda indiferencia, los otros aumentaron
sus cáusticos comentarios, entonces alzando los palillos con los
que comía, con cuatro rápidos movimientos, sin esfuerzo atrapó
las cuatro moscas y colocó delicadamente sus instrumentos sin
dignarse hacer caso de los tres bribones. Un pesado silencio siguió
a la escena, los tres Ronin comprendieron que ante ellos se
encontraba un hombre de extraordinaria maestría. Huyeron. Mucho
después supieron que el hombre era Miyamoto Musashi, aprovechar
este momento de vulnerabilidad del adversario es el efecto de los
grandes maestros, es porque el adversario debe parecer transparente,
hacer ver y no ver al contrario, o verlo como quien ve a una
montaña lejana. Una imagen espiritual dicha para definir al
contrario en el espejo. "Es como contemplarse en el espejo, la
forma y el reflejo se observan. Tú no eres el reflejo, pero el
reflejo eres tu". Es entonces una lucha contra sí mismo lo que
buscan las artes marciales como fin.
Enseñanza:
La contienda no es siempre necesaria, la mejor manera de ganarla es
que ésta no se produzca.

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2ª
Historia
Un
Rey deseaba tener un gallo de pelea muy fuerte, y había pedido a
uno de sus súbditos que educara a uno. Al principio, éste le
enseñó al gallo la técnica de la pelea. Al cabo de diez días, el
rey preguntó: "¿Se puede organizar un combate con este
gallo?" Pero el instructor dijo: "No, aún no.
Todavía esta apasionado, siempre quiere pelear. Cuando oye la voz
de otro gallo, incluso el de una aldea vecina, se encoleriza y
quiere batirse".
Tras
otros diez nuevos días, el rey volvió a preguntar. El educador
respondió: "Ahora ya no está apasionado. Si oye la voz de
otro gallo, permanece tranquilo. Su postura es justa, pero su
tensión es fuerte. Ya no se encoleriza. La energía y la fuerza no
se manifiestan en la superficie."
"Entonces, ¿está listo para combatir?" dijo el
rey. El educador respondió; "Quizá". Se trajeron
numerosos gallos de pelea y se organizó un torneo. Pero los gallos
de pelea no podían acercarse a este gallo. Huían asustados.
Por
eso no hay necesidad de combatir. El gallo de pelea se había
convertido en un gallo de madera. Había superado el entrenamiento
de los waza. Interiormente tenía una energía fuerte que no se
manifestaba en el exterior. El poder se encontraba desde entonces en
él y los demás gallos no podían hacer otra cosa que inclinarse
ante su seguridad tranquila y su verdadera fuerza oculta.
La verdadera vía del Budo no es competición ni conflicto: esta
más allá de la vida y de la muerte, más allá de la victoria y de
la derrota.
Enseñanza:
No necesitamos combatir si mostramos a nuestro enemigo la verdadera
fuerza.
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3ª
Historia
En el
Japón, hace doscientos años, antes de la era Meiji, un maestro de
Kendo, Shoken, era molestado por un gran ratón en su casa. "El
Congreso de artes marciales de los gatos", tal es el título de
esta historia.
En su
casa, todas las noches había un ratón que le impedía dormir. Se
vio obligado a dormir a mitad del día. Entonces fue a ver a un
amigo que adiestraba gatos y le dijo: "Préstame el más
fuerte de tus gatos". El otro le prestó un gato de
tejados, rápido y hábil al cazar ratones. Sus garras eran fuertes
y sus saltos potentes. Pero cuando entró en la habitación, el
ratón fue más fuerte y el gato huyó. Este ratón era realmente
muy misterioso. Shoken pidió un segundo gato de color leonado,
dotado de un ki muy fuerte, de una fuerte energía, de un espíritu
combativo. Este gato entró en la habitación y peleó, pero el
ratón tuvo las de ganar y el gato escapó. Se intentó con un
tercer gato, un gato blanco y negro que tampoco pudo vencer. Shoken
pidió entonces un cuarto gato, negro, viejo, bastante inteligente
pero menos fuerte que el gato de tejados o que el gato leonado.
Entró en la habitación. El ratón lo miró y se acercó. El gato
se sentó muy tranquilo y no se movió. Entonces el ratón empezó a
dudar. Se acercó un poco más, ligeramente asustado, y
rápidamente, el gato lo atrapó por el cuello, lo mató y se lo
llevó fuera de la habitación.
Entonces
Shoken fue a consultar con su amigo y le dijo "A menudo he
seguido a ese ratón con mi bokuto, pero ha sido el quien me ha
arañado. ¿Por qué este gato ha podido vencerlo?"
Su
amigo le respondió "Hay que organizar una reunión e
interrogar a los gatos. Usted le preguntará puesto que es un
Maestro de Kendo. Seguro que los gatos comprenden las Artes
Marciales."
Hubo
pues una asamblea de gatos presidida por el gato negro que era el
más anciano. El gato de los tejados dijo: "Yo era el más
fuerte". El gato negro le dijo: "¿Por qué no has
ganado?" El gato de los tejados le contestó: "Yo
soy más fuerte, tengo muchas técnicas para atrapar ratones. Mis
garras son fuertes y mis saltos potentes, pero ese ratón no era
como los otros". El gato negro declaró: "Tu fuerza
y tu técnica no pueden estar más allá de este ratón. Aunque tu
poder y tu técnica hubieran sido muy fuertes no habrías podido
ganar por tu solo arte. ¡Imposible! Entonces el gato leonado
habló: "Yo soy muy fuerte, entreno siempre mi Ki, mi
energía y mi respiración. Me alimento de legumbres y de sopa de
arroz, por eso mi actividad es muy fuerte. Pero no he podido vencer
a este ratón. ¿Por qué?" El viejo gato negro le
respondió: "Tu actividad y tu Ki son fuertes, pero este
ratón estaba más allá de ese Ki. Tú eres más débil que ese
gran ratón. Si estás apegado a tu Ki eso se convierte en una
fuerza vacía. Si tu Ki es demasiado rápido, demasiado breve, es
que solamente eres apasionado. Por eso se puede decir, por ejemplo,
que si tu actividad es comparable a la del agua saliendo del grifo,
la del ratón es comparable a la de un gran golpe de agua. Por eso
la fuerza del ratón es superior a la tuya. Aunque tu actividad es
fuerte, de hecho es débil, porque confías demasiado en ti
mismo".
Después
fue el turno del gato blanco y negro que tampoco había sabido
vencer. No era muy fuerte, pero si inteligente Tenía el Satori.
Había pasado todos los waza. Pero no era Mushotoku -sin meta ni
espíritu de provecho- y también el había tenido que huir.
El gato negro le dijo: "Eres muy inteligente y fuerte, pero
no has podido vencerle porque tenías una meta. Y la intuición del
ratón era más fuerte que la tuya. Cuando entraste en la
habitación, el comprendió rápidamente tu estado espiritual. Por
esto no has podido triunfar. No has sabido armonizar tu fuerza, tu
técnica y tu conciencia activa, que han quedado separadas en lugar
de unirse. Mientras que yo, en un solo instante, he utilizado estas
tres facultades inconsciente, natural y automáticamente. De esta
manera he podido matar al ratón. Pero cerca de aquí, en un pueblo
vecino, conozco a un gato aún más fuerte que yo. Es muy viejo y
sus pelos son grises. Duerme todo el día. No come carne ni pescado,
solo sopa de arroz... algunas veces bebe un poco de sake. Nunca ha
atrapado un solo ratón, porque todos tienen miedo de él, huyen de
su presencia. Nunca se acercan a él, por eso nunca ha tenido la
oportunidad de atrapar uno.
Un día entró en una casa que estaba llena de ratones. Todos
huyeron apresuradamente y cambiaron de casa. Este gato podía
cazarlos hasta durmiendo. Este gato gris es realmente muy
misterioso. Deben volverte así, estar más allá de la postura,
más allá de la respiración y de la consciencia."
Una
gran lección para Shoken el maestro de Kendo.
Enseñanza:
No solo la fuerza y la técnica física bastarán para ganar
una contienda, ésta debe estar unida a la conciencia activa.

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4ª
Historia
Un
espadachín supo de la fama de un maestro de Zen que vivía retirado
en un monte.
Al ir a su retiro encontró a éste en posición Za-Zen y
poniéndose el también en esta posición le preguntó si podría
ser su alumno, pero no recibió respuesta.
Al
cabo de dos días de mantener esta postura el maestro comprendió
que el candidato a alumno era muy tenaz,
tenía Shinubi
(paciencia) cualidad imprescindible en todo practicante de Artes
Marciales y le dijo: puedes quedarte y servirme.
Al
cabo de tres meses el alumno sólo había cocinado, lavado la ropa,
arreglado la casa y recibido palos del maestro, el cuál se los daba
a la menor oportunidad de descuido. Ante esto, el alumno protestó:
maestro, llevó tres meses y sólo he recibido como enseñanza
golpes. El maestro meditó y le dijo: Coge comida, agua y sígueme.
Durante
dos días caminaron a un ritmo rápido en los cuales sólo pararon
para que el maestro comiera y bebiera la comida que su sirviente le
llevaba, agotado este dijo: maestro no puedo más, no puedo dar un
solo paso más.
El
Maestro al oír esto le dijo: Sígueme hasta aquel valle. Allí
encontraron a una pareja de hortelanos que trabajaban la tierra, el
maestro se acercó a la mujer y la besó, al ver esto el hombre se
abalanzó hacia el osado herramienta en mano, pero el maestro salió
corriendo. Al no alcanzar a éste el hombre pensó: si no puedo
golpear al señor golpearé al sirviente y pensado y hecho se
avalanzó hacia el sorprendido sirviente quien huyó despavorido
todo lo rápido que sus escasas fuerzas le permitieron.
Al
cabo de un rato maestro y alumno se encontraron en un monte
¿Maestro por qué ha hecho esto? Me dijiste que no podías dar un
paso más y ya ves como has corrido.
Enseñanza:
Nunca se debe decir: Ya no puedo más, siempre se puede un poco
más, dar un paso más, es cuestión de mentalidad.
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5ª
Historia
Había
dos aspirantes a ingresar en una escuela de Ju JItsu, para lo que el
maestro les hizo la siguiente prueba:
- El
maestro: Imaginaros que tenéis un cuchillo en la mano, si a éste
le quitan el trozo del mango ¿Qué os queda?
- Los
aspirantes: La hoja del cuchillo, respondieron.
- El
Maestro: Y si os quitan la hoja... ¿Que os queda?
- Un
aspirante: Nada, respondió.
- El
Maestro: Tu respuesta no me satisface, y tú, ¿Qué respuesta me
das? dijo dirigiéndose al otro aspirante.
- El
otro aspirante: Meditó unos momentos y dijo "queda la idea del
cuchillo".
- El
Maestro: Bien, me complace tu respuesta, quédate tu llegarás a
captar mis enseñanzas.
Enseñanza:
El Arte Marcial no es una ciencia exacta, hay que ir más
allá para comprenderlo.
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6ª
Historia
Y ya
más cercana a nuestros días, de boca en boca se cuenta la historia
de un occidental que fue a aprender Artes Marciales a Oriente.
Después
de largos días de entrenamiento el profesor le dijo: Sácame los
ojos.
El alumno titubeó, pero el maestro replicó ¡Sácamelos, te digo!.
Entonces el alumno lanzó un ataque con el dedo índice y corazón
de su mano diestra, pero no esperaba la rápida respuesta de su
profesor que puso su mano de canto delante de la nariz, lo que
produjo al alumno lo que os podéis imaginar.
Otro
día el maestro dijo al alumno dame una patada a los testículos.
El alumno volvió a titubear y el maestro volvió a decir
¡Dámela!, el alumno lanzó la patada, pero se encontró con la
defensa de los antebrazos cruzados de su maestro, lo que produjo lo
que también podéis imaginar.
Bien,
el alumno volvió a Occidente y por supuesto se convirtió en
maestro. Un día queriendo impresionar a su alumno más aventajado
le dijo dame una patada en los testículos. El alumno la lanzó y el
maestro puso la mano de canto delante de su nariz, lo que produjo lo
que os podéis imaginar.
El
Maestro cuando se recuperó le dijo al alumno, solo quería
comprobar si no dudabas en hacer lo que te dijese. Y entonces le
dijo, sácame los ojos.
El
alumno tuvo un ligero titubeo, pero al fin lanzó los dos dedos índices
de sus manos a los respectivos ojos. El maestro se defendió con su
mano de canto delante de su nariz y se produjo lo que os podéis
imaginar.
Enseñanza:
No usemos los conocimientos de Artes Marciales nada más que
para una necesidad que lo justifique, así mismo nos enseña que
nunca se ha aprendido todo.

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7ª
Historia
Una
vez un samurai fue a preguntarle a un sabio monje qué es el
infierno y qué es el cielo.
El monje calló.
Y el samurai le insistía una y otra vez, finalmente el sabio monje
le dijo: ¡Vete de aquí asqueroso samurai!.
El
samurai viendo su honor manchado, sacó su katana, entonces el sabio
monje le dijo, eso es el infierno.
Calmado el samurai, envainó la katana, entonces el sabio monje le
dijo, eso es el cielo.
Enseñanza:
No
dejes llevar tu enojo ante una palabra. La palabra es tan ligera
como aquel que la puede decir.
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8ª
Historia
Un
samurai llegó a la casa de un afamado maestro de Ju Jitsu y le
pidió que le enseñara el secreto de derribar al adversario sin
tocarlo, el samurai le dijo que era un maestro en el manejo de la
espada, del arco, del bo y del Ju Jitsu y que estas artes ya no
tenían secretos para él, el samurai continuó hablando sobre sus
grandes conocimientos, al final, el maestro le dijo: si estás tan
lleno no puedo enseñarte más, porque no te cabe nada más, primero
tienes que vaciarte un poco.
Enseñanza:
No
te vanaglories de tus conocimientos, el que más sabe es el más
modesto.
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9ª
Historia
Un
afamado maestro de nombre Nagahama llamó a su alumno más directo
Itosu en el lecho de muerte y le dijo:
Escucha
con atención mis palabras. A lo largo de mi vida para llegar al fin
de desarrollar mi fuerza realicé siempre un entrenamiento muy
intenso, pero hice de el que fuera rígido y poco flexible, he
meditado mucho sobre ello y me he dado cuenta que esto fue un error.
Tu
también fuiste enseñado de esta forma. Por favor enseña a tus
alumnos en el futuro mostrándoles las formas Ju (suaves,
flexibles).
Esta
última enseñanza te hará mucho bien a ti y a tus alumnos en
generaciones posteriores.
Enseñanza:
El equilibrio entre lo positivo y negativo, suave y duro, en fin el
ying y el yang es la adecuada forma de aprendizaje. No por realizar
una Waza (técnica) dura, esta es más eficaz que si la realizamos
de forma Ju (suave, flexible). Esta enseñanza es dificil de
asimilar pero a lo largo de nuestra vida de budoka la comprenderemos
y nuestro cuerpo nos lo agradecerá.
"Cuando
se nace el cuerpo es flexible, cuando se muere está rígido"
(Proverbio japonés).

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10ª
Historia
Una niña tenia dos manzanas y su madre le dijo: hija dame una.
Entónces la niña mordió las dos manzanas, su madre se quedó perpleja ante este hecho que calificaba de sumamente egoísta.
Entónces la niña le dijo: mamá toma esta, que es la más dulce.
Enseñanza:
No debemos ser arrastrados por nuestra primera impresión, por nuestro primer impulso, debemos conocer con más amplitud los hechos, para asi de este modo formarnos una opinión correcta.

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